Un análisis realizado por los investigadores de New York descubrió seis potenciales modos de acción que explicarían cómo los omega-3 pueden aliviar los síntomas de la ansiedad.
La investigación se publicó la semana pasada en la revista digital Nutritional Neuroscience. El equipo de investigación del City College de Nueva York repasó 197 informes que examinaban el rol de la suplementación con omega-3 en relación con resultados cognitivos como la depresión.
Los autores obtuvieron una muestra pequeña
“Solo seis informes cumplían los criterios para la inclusión, con un total de 496 participantes. Esto se debió principalmente a que la ansiedad como resultado surgió con poca frecuencia pero también porque algunas investigaciones tenían una metodología cuestionable”, dijo el autor principal Ashley Polokowski, candidato a doctor en CUNY.
“Al analizar los informes para la inclusión sabíamos que no habría una cantidad significativa de informes que cumplieran con nuestros criterios dado que gran parte de la investigación sobre el omega-3 en psicología se ha centrado en la depresión y no en la ansiedad. Sin embargo, no creo que que solo esperásemos encontrar seis informes para nuestra revisión final. Creo que al llevar a cabo una investigación en este campo en etapas tempranas fue difícil hacer una evaluación rigurosa debido a la naturaleza de la investigación de la nutrición. Hay muchas variables en juego y los estudios iniciales tienen que probar diferentes métodos e intervenciones para ver qué es exitoso y supone mejoras a medida que avanzamos”, dijo Polokowski en NutraIngredients-USA.
Polokowsky y sus coautores descubrieron cuatro potenciales modos de acción de los omega-3 en relación con la ansiedad. Estas son la respuesta inflamatoria, factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), cortisol y actividad cardiovascular.
Los estados de inflamación elevados se han relacionado con la ansiedad y los omega-3 han demostrado ser de utilidad en este aspecto. FNDC es una proteína que regula las funciones del sistema nervioso mediante la estimulación de la supervivencia neuronal. Los omega-3 están relacionados con niveles más elevados de esta proteína. El cortisol es una citocina relacionada con el estrés y los omega-3 se relacionan con la modulación de este factor.
En cuanto al modo de acción de la actividad cardiovascular los omega-3 se han relacionado con la modulación de la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Una menor variabilidad (el tiempo entre los latidos del corazón) se relaciona con niveles más elevados de ansiedad.
Investigación heterogénea
Polowoski señaló que la investigación sobre los omega-3 en esta área es altamente heterogénea, lo que complica enormemente la tarea de derivar una señal general de los estudios. Las dosis variaban de uno a otro; en algunos estudios utilizaban dosis más altas de DHA que EPA o viceversa. Variaron desde un máximo de 2800 mg de omega-3 hasta aproximadamente 1500 mg de EPA y DHA y un estudio administró 255 mg de ALA y LA (ácido linoleico) en una proporción de 4:1.
Los autores dieron estas recomendaciones para futuros estudios:
- Estandarización de la dosis y duración de la suplementación con omega-3
- Medidas más rigorosas de las variables
- “Cegar” a los participantes de forma efectiva
- Diseñar experimentos que evalúan la mediación
- Aumentar la diversidad de la muestra
Necesidad de mayor rigor en los estudios
Harry Rice, doctorado y director científico de la Organización Mundial de Omega-3 EPA y DHA (GOED), dijo que estaba claro que la heterogeneidad de la investigación de omega-3 era una de las cosas que nublan el mensaje sobre la categoría.
“En general, estoy de acuerdo con las recomendaciones de los autores para diseñar los futuros estudios que investigan los mecanismos relacionados con la capacidad de los EPA/DHA para reducir la ansiedad. Lo que los autores recomiendas es rigor y eso es lo esencial cuando se realiza una investigación. De la forma en la que lo veo a la larga es más costoso tratar de economizar y sacar conclusiones incorrectas. Son incontables las publicaciones que concluyen que no se han demostrado beneficios del omega-3 y, cuando entras en los detalles, parece que los resultados podrían haber sido diferentes si la dosis hubiera sido mayor o la duración del tratamiento más larga”, dijo Rice.
“Mientras que el diseño experimental de los estudios ha mejorado poco a poco con el tiempo, algunos investigadores aún pasan por alto algunas cosas básicas a la hora de diseñar sus experimentos. No medir los niveles de omega-3 antes y después del tratamiento, así como no proporcionar una dosis suficientemente alta de omega-3 son dos de las mayores críticas cuando se trata de diseñar RCTs en general, pero particularmente en ensayos que investigan alguna medición de resultados como la ansiedad, que es mas prevalente en individuos con niveles de omega-3 bajos y parece requerir múltiples gramos de omega-3”, añadió.
Pero los investigadores descubrieron muchas limitaciones en la investigación y dieron recomendaciones para los futuros estudios en este área.
Referencias
Polokowski AR1,2, Shakil H2, Carmichael CL1,2, Reigada LC1,2. Omega-3 fatty acids and anxiety: A systematic review of the possible mechanisms at play. Nutr Neurosci. 2018 Sep 28:1-11.