El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una enfermedad endocrina común que se caracteriza por hiperandrogenismo, trastorno de la ovulación y cambios poliquísticos en los ovarios. Actualmente, la etiología del SOP no está clara, pero los factores genéticos, ambientales y dietéticos pueden desempeñar un papel determinado en esta patogénesis.
A rasgos generales, los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-3 pueden ejercer efectos beneficiosos sobre el síndrome de ovario poliquístico, incluida la mejora de la función endotelial, efectos contra la obesidad, homeostasis hormonal y glucémica y efectos antiinflamatorios. Sin embargo, las investigaciones sobre los efectos metabólicos de los omega-3 en la patogénesis del síndrome de ovario poliquístico han obtenido resultados mixtos. Es más, ningún estudio de cohorte o de casos y controles ha evaluado directamente las asociaciones entre los omega-3 dietéticos y séricos y el síndrome de ovario poliquístico.
Relación entre los Omega-3 y el SOP
El estudio llevado a cabo tenía como objetivo explorar el vínculo entre los omega-3 de una dieta normal y los fosfolípidos séricos y la prevalencia del síndrome de ovario poliquístico entre mujeres. De este modo, se podría proporcionar evidencia de la relevancia estratégica de la evaluación nutricional en el tratamiento de pacientes con SOP.
Concretamente, este estudio realizado en China ha evaluado las asociaciones entre los omega-3 y la prevalencia del SOP en 325 pares de casos de SOP y controles sanos. En primer lugar, todas las participantes completaron una entrevista cara a cara asistida por computadora con enfermeras experimentadas utilizando un cuestionario estructurado en la primera visita al hospital.
Detalles del estudio
La información que se recopiló fue la siguiente: características sociodemográficas, como edad y educación; hábitos de estilo de vida, como tabaquismo, consumo de alcohol, actividades físicas e ingesta dietética; antecedentes de enfermedades crónicas; y uso de suplementos alimenticios. Además, se recogieron 10 ml de sangre periférica en ayunas durante la noche de cada una de las participantes.
Además, para cada caso, se midieron altura, peso, circunferencia de cintura y cadera, presión arterial, glucosa e insulina en ayunas, testosterona total, hormona folículo estimulante (FSH), hormona luteinizante (LH), globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG), niveles de sensibilidad a la proteína C reactiva (hs-CRP) y fenotipos de SOP. Estos últimos se extrajeron de los registros médicos.
Por otra parte, los investigadores utilizaron el cuestionario cuantitativo de frecuencia alimentaria (FFQ) de 102 ítems para evaluar la ingesta dietética. En este caso, las participantes fueron entrevistadas para recordar los alimentos consumidos durante el último año antes del diagnóstico. Asimismo, se utilizó cromatografía de gases para obtener las concentraciones de ácidos grasos en los fosfolípidos séricos y los niveles de ácidos grasos individuales en suero se determinaron mediante extracción de lípidos y posterior análisis por cromatografía de gases.
Resultados de la investigación
Los resultados sugieren que los omega-3 en los fosfolípidos séricos se asociaron inversamente con la prevalencia del SOP. Por otra parte, para la ingesta dietética de omega-3, se encontraron asociaciones inversas significativas sólo para los omega-3 de cadena larga, EPA y DHA.
Tanto los omega-3 dietéticos como los séricos, principalmente EPA y DPA, se correlacionaron negativamente con parámetros relacionados con el SOP, como el IMC, la insulina en ayunas, la testosterona total y la proteína C reactiva de alta sensibilidad (hs-CRP). En cambio, mostraron resultados positivos con hormona folículo estimulante (FSH) y globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG).
En conclusión, los investigadores apuntan que se han encontrado asociaciones inversas entre los omega-3, especialmente los omega-3 de cadena larga, y la prevalencia del SOP. Por ello, “una mayor ingesta de omega-3 podría considerarse un factor protector para el SOP entre las mujeres chinas”, según el equipo de investigación.
También señalan una serie de limitaciones del estudio, incluida la dependencia del recuerdo de la dieta, lo que inevitablemente conduciría a algún sesgo de recuerdo.
El uso de suplementos alimenticios
En la actualidad, existen varias hipótesis sobre los efectos de los omega-3 en la patogénesis del síndrome de ovario poliquístico. La primera hipótesis es que la suplementación con omega-3 puede reducir el IMC en pacientes con síndrome de ovario poliquístico.
La obesidad afecta negativamente la función ovárica debido a sus características de inflamación crónica específica de tejido y estrés oxidativo. En la obesidad, la hipertrofia de los adipocitos conduce a la necrosis de los adipocitos inducida por la hipoxia y a la infiltración del tejido adiposo con macrófagos circulantes y células T colaboradoras. Los niveles elevados de macrófagos pueden inducir la secreción de citocinas proinflamatorias, como TNF-α e IL, que además producen más citocinas proinflamatorias al activar la vía de transducción de señales del factor nuclear κB (NF-κB).
Resistencia a la insulina
Por otra parte, los omega-3 tienen efectos beneficiosos sobre la resistencia a la insulina en pacientes con SOP. Los omega-3 podrían reducir el estrés del retículo endoplásmico causado por anomalías metabólicas en pacientes con síndrome de ovario poliquístico, reducir la deposición de lípidos en las células, reducir los niveles de especies reactivas de oxígeno en las células y mejorar la sensibilidad a la insulina hasta cierto punto.
El IGF-I es sintetizado por el ovario y el receptor de IGF-I, una tirosina quinasa, comparte una considerable homología estructural y funcional con el receptor de insulina. Los heterotetrámeros híbridos ensamblados por dímeros α y β de insulina y el receptor de IGF-F pueden unirse a la insulina y al IGF-I y mediar además varias acciones de la insulina en el ovario.
La insulina, una hormona reproductiva y metabólica, no sólo podría modular la esteroidogénesis ovárica sino también regular la producción de SHBG. Esto significa que la reducción de la resistencia a la insulina podría ser beneficiosa para promover la restauración de los ciclos menstruales ovulatorios.
Aportan acción antiinflamatoria
Por último, cabe señalar que los omega-3 son beneficiosos debido a sus propiedades antiinflamatorias. Sin ir más lejos, dentro del estudio, los ácidos grasos EPA y DHA disminuyeron los niveles de expresión de TNF-α e IL-6 inducidos por lipopolisacárido. Además, el DHA también redujo significativamente los niveles de expresión del factor de adhesión endotelial vascular 1 y del factor de adhesión de células vasculares, lo que indica que los omega-3 pueden tener un mecanismo potencial de mediación en la lesión endotelial vascular causada por factores inflamatorios.
De hecho, el DHA inhibió la expresión de TNF-α e IL-6 al inhibir la actividad de la vía de señalización de NF-κB, lo que estuvo acompañado por un aumento en los niveles de expresión de PPAR-γ. Estos resultados muestran que los omega-3 tienen efectos protectores significativos sobre la expresión anormal de factores inflamatorios en pacientes con SOP.
Finalmente, los omega-3 también pueden tener efectos sobre los niveles hormonales de las pacientes con síndrome de ovario poliquístico. Concretamente, estos inhibieron la activación inducida por el ácido araquidónico del factor proteico regulador agudo y también regularon la expresión de LH. Así mismo, estos componentes naturales tienen capacidad para regular la actividad de la testosterona en pacientes con SOP, inhibir la producción de testosterona y producir efectos de intervención.
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